sábado, 6 de abril de 2013

Día 48. Crumlin.

NOTA:  Este día es un día conmemorativo. Especial. Cinco años hace que nos casamos. Cinco años ya, quién lo diría. Cómo ha pasado el tiempo. Y cómo han cambiado las cosas.

Todo, poquito a poco, se ha transformado y se ha convertido en lo que hoy son nuestras vidas actuales. El amor que te profesaba el cinco de Abril ya no es el mismo. Ha ido creciendo y madurando, y lo seguirá haciendo el resto de mi existencia. Es un amor mucho más especial que el de aquel día. Y, lo mejor que ha pasado hasta ahora tiene nombre y apellidos, Arturo. 

Espero que este sea el único aniversario que pasamos separados. 

Este día se presenta con una peculiaridad. Ante la marcha a mediodía de mi jefe y sin tareas de momento (lo que tenía pendiente de realizar lo había finalizado ya, para su sorpresa), mis compañeros me dijeron que me marchase a casa, porque no les habían informado sobre las funciones que podía desempeñar (es un eufemismo de que no sabían qué hacer conmigo) nos encaminamos hacia... habéis adivinado, el centro. 

Es que somos originales y quisimos hacer algo distinto ese día :D

En fin, una vez en el centro y sin rumbo fijo, pillamos ¡oh, sorpresa! una conexión WiFi gratuita. Y comenzamos a hablar con Jon. En un principio vendría al centro para hacer tiempo antes de volver a casa. Pero cambió de idea y me propuso visitar su barrio, que ni él ni yo lo conocíamos (Eso sí es hacer algo distinto) 

Pues nada, allí que nos encaminamos. 

Nos encontramos con Jon en un centro comercial que sí había sufrido los efectos de la crisis, el Crumlin Shopping Centre. La gran mayoría de los negocios estaban cerrados, salvando un Dunnes de comida, una tienda de licores y poco más. Como herencia, además, tienen un aparcamiento donde "no tendrás problemas para encontrar un sitio", según palabras textuales. 

En Sundrive Road, tras una breve caminata, entramos a Eamonn Ceannt Park, que Jon había visto pero no visitado. Este parque se engrosa a los ya numerosos que hay en la ciudad. Un esplendoroso verdor, característico de este país, mullido césped, pista de atletismo y unas vistas privilegiadas de...

Muñeco disfruta del día en el parque frente a Saint Paul of the Cross Mount Argus.

Durante nuestro recreativo paseo, intentamos, como siempre solucionar el mundo. Hablamos de política, iglesia y trabajo. Sobre si sería factible mudarme aquí con mi familia, los pros y los contras. (Si algún dublinés que lea esto y además tenga un trabajo disponible para mí, decirle que sí, que me mudo sin problemas. La familia también viene, pero eso es otra historia :D)

Y bueno, rodeando las casas en busca de dicha Iglesia, nos perdimos. Mi instinto me decía de tomar siempre el camino equivocado. Bueno, no siempre. Tras Mount Arcus Park se encontraba la iglesia. Yo propuse cruzar el parque, pero parecía privado y decidimos bordearlo. Para una vez que tenía yo razón y no íbamos a tener que desandar nuestros pasos, hicimos caso omiso de mis instintos. Menos mal que no nacía para GPS.

Muñeco descansa de tanto caminar sentado, de manera triunfal, frente al cartel anunciador del parque.

Este parque, mucho más pequeño que el anterior, estaba cruzado por un pequeño riachuelo, puentes incluídos...

... como véis al fondo.


Cuando por fin encontramos el camino a la iglesia, nos sorprendieron varias cosas:

1.- Tallado en la piedra, durante el camino, un pequeño altar.
2.- Sobre una cueva artificial, una blanquísima figura mariana. No sería la única, había figuras de piedra de la Crucifixión, la Piedad... Todas de un blanco nuclear en contraste con el verde paisaje... Pero muy artificial

Encontramos por fin la entrada para asistir a un funeral. Y menos mal que oímos las palabras "passed away", el segundo eufemismo del día, por lo que no entramos mucho más. No por ello visitamos los alrededores, con lo que nos encontramos:
3.- Lo que parece ser el cementerio más ordenado del mundo. La disposición de estas lápidas con cruces, perfectamente alineadas es, cuanto menos, surrealista.

Camino a la parada, aprovechamos para buscar aguja de coser e hilo, comprar algunas golosinas (bueno, las compró Jon, yo me las comí) y tomar algún refrigerio.

La vuelta a casa fue de lo más normal, para encontrarme que no funcionaba Internet. INTERNEEEEEEET.

Bueno, pudimos solucionarlo (algo tarde) y hablar con mi adorada esposa. ¡Ay, qué felicidad!

Un saludo a todos.

Muñeco y yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tú también eres parte de nuestra aventura. Gracias por tu comentario.