¿Qué significa el paso del ecuador?
La mitad. Hemos vivido en Irlanda el mismo tiempo que nos queda por volver.
Así que decidimos celebrarlo por todo lo alto. Venga, botellas de whisky, champán, jamón, gambitas de Huelva. Derroche!!! Bueno, no. Quedamos en hacer un pequeño almuerzo, más austero que comer jamón y gambas en Dublín pero con cierta clase.
En principio, queríamos comenzar el día con una visita a una exposición de Manualidades, pero hubo un fallo técnico (el virus del GPS jajaja) y la fecha era incorrecta. La fecha que nosotros creíamos que sería la exposición. Pero no hay mal que por bien no venga, y volviendo a nuestra amantísima Rotonda, vi algo rojo y con la inscripción 10 €. Nos encontramos diez euracos! Qué suerte la nuestra.
Y no sería la única vez. Lucía superó mi récord personal. Se encontró 20 €. Me vengaré.
Menuda comida rica. Cada uno de los asistentes pidió un plato y eso, amigos nuestros, es un auténtico placer. Acostumbrados a sándiches, bocadillos del Subway y menús de McDonalds, ir a un restaurante y pedir a antojo es algo insólito. Como éramos varias personas, y para facilitar el trabajo de la camarera, decidimos apuntar qué queríamos en un papel. La camarera vino, se lo entregué y le expliqué las dudas. Me preguntó, en broma, si quería trabajar allí.
Tranquilo, Jose. Al menos rellena la fajita...
... que este relleno parece muy apetitoso, sano y nutritivo.
De derecha a izquierda, Aida, María, Alex, Lucía, Inma y yo con una pose y un brillo bastante peculiares.
Invertimos el dinero en diversión. Alcohol y litros de alcohol, viajes en jet privado a las islas Caimán y a Suiza, a abrirnos una cuenta para ingresar el dinero!
Bueno, no. En realidad, no necesitamos tanto para divertirnos. Nos bastó con que Lucía invirtiera su dinero en dos juegos de mesa, el Cluedo y el Jenga, y yo en la ronda de cafés en una cafetería muy exclusiva del barrio: McDonald's
Muñeco, no hagas trampas.
Huelga decir que fuimos la sensación de la tarde. Todo el mundo pendiente de nosotros, sobre todo cuando la torre del Jenga se balanceaba. Tanto jóvenes como personas de la tercera edad. Se notó por las miradas, los comentarios y porque cuando la torre cayó, todo el mundo, excepto nosotros, abandonó su lugar.
Me han pillado mirando las cartas...
Helado cortesía del señor o señora que perdió diez euros.
Sin duda, un gran día.
Un abrazo.
Muñeco y yo.