Buenas a todos, chicos y chicas. Hoy no estoy muy elocuente: la cena ha sido arroz con champiñones, pollo y salsa verde tailandesa, "medio picante" y menos mal que era medio picante. Creo que mi estómago no soportaría el "picantito", y eso que consideraba que aguantaba bien el picor en las comidas
Comenzamos el día bien. El autobús viene con cierto adelanto, no tenemos que correr, reenviamos los emails con el CV y la documentación que nos solicitaron, confirmamos su recepción... pero seguimos sin tener noticias de nuestro alojamiento en la empresa.
Tras la comida en la cantina, hicimos una breve visita al Trinity College, en busca de uno de nosotros que tenía una entrevista allí. Intentamos colarles unas visitas guiadas por el módico precio de 10 € a algún extranjero, pero no fue posible. Tras esto, cogimos el tren de Dublín, DART, para visitar el museo de Bram Stoker. Un viajecito rápido para lo que tarda el bus. El día era soleado, pero el Astro Rey no calentaba mucho. Podéis haceros una idea con esta foto. Añadir que no es nuestra, es de nuestra amiga María.
Foto tirada a las cuatro de la tarde. Si hubiese sido hecha en España, hubiera salido sobreexpusta.
Como siempre, no sabíamos la localización exacta y preguntamos. Un irlandés muy amable, sonriente, nos dijo que continuásemos todo recto hacia abajo, y tras el puente, a la izquierda, encontraríamos el museo. Cuando se alejó de nosotros, el hombre estaba más sonriente que al principio. Y es que nos envió en el sentido equivocado. Aprovechamos no obstante para fotografiarnos a la orillita de la playa, bajo los tenues rayos de nuestro amado Lorenzo.
Muñeco, calentito, pensando en sus cosas.
Un paseo muy agradable, con charlas y animados. Anduvimos la orilla de nuevo, con el solecito de frente. Encontramos el museo. Estaba al lado de la estación del tren, pero tan cerca como que eran edificios contiguos.
Aunque en lugar de usar el verbo estaba debería haber usado estuvo. El año pasado se conmemoró el centenerio de la muerte de Bram Stoker, escritor irlandés de fama mundial por su novela Drácula. Sería una exposición temporal o algo, porque allí había un Fitness Centre, un gimnasio de toda la vida. Del museo sólo quedaban estas cosas:
Aquí sólo cabe uno.
Unas sillas gigantescas. Delante de una sala de recreo infantil.
He de reseñar que siempre nos sucede algo raro o estrambótico. El primer día encontramos un centro comercial e intentamos entrar por la puerta trasera, la de carga y descarga. Otro día, encontramos a los dos irlandeses más antipáticos de Dublín, cosa rara... Pero esto es, sin duda, lo más gracioso.
A coger el tren de nuevo, pero camino a lo que se está convirtiendo en un punto de encuentro habitual de los que vivimos en Dublín 5. La cafetería del McDonalds. El chocolate con nubes entró muy bien, sobre todo porque ya estaba cayendo la tarde y el frío hacía acto de presencia. No os preocupéis, que con el rato que me tiro andando hasta la parada, el chocolate y sus calorías habrán desaparecido.
Llegada a casa, sano y salvo, ducha, teléfono, blog, cena, aunque no en ese orden.
La cena de esta noche: Carne estofada con verduras (zanahorias y... sí, patatas) y bizcocho de zanahoria.
Quizá, dentro de cien años, podamos volver y visitar el Museo de Drácula.
Aprovechamos para mandar un saludo a mi madre, Antonia, que por fin ha terminado de tejer los sombreros de Jesuli, mi sobrino. Originalmente eran para mi hermano mayor, pero se ve que ha empleado más tiempo del previsto. Es broma, mamá, no te enfades.
Mañana: una tarde entre telas y papeles.
Un abrazo desde nuestra habitación, la misma desde donde se divisaba anoche una hermosísima luna llena (las lunas de Dublín son preciosas, cuando se dejan ver :D)
Muñeco y yo.
Eres un fenómeno
ResponderEliminarGracias, Juan Carlos.
Eliminar¿Quién es el fenómeno, muñeco o yo?
Un abrazo
Probablemente, el mejor modo de conocer un país consista en leer. Como se lo erudito que eres, para este propósito sirve perfectamente Príncipes de Irlanda, primera de una serie de dos novelas sobre la historia de ese país escrita por el historiador y novelista Edward Rutherfurd. Continúa con Rebeldes de Irlanda. Contiene la obra muchas notas de interés,...y no te olvides de mi trebol :P
ResponderEliminarPD: a buenas horas me entero de que escribes un blog y lo de muñeco me recuerda a 'muñeco de barro' pero eso es una historia que te contaré otro día
Gracias por tu consejo, Rous. Había pensado en leer "Ulises" de James Joyce. Al principio, quería hacerlo en Inglés, hasta que vi en Eason la extensión que tenía que era, y por ende me llevaría más tiempo que el deseado. Hoy mismo, en el Pequeño Museo de Dublín, había expuesta una copia de este libro, abierto por la última página y un cartel que decía "ya podéis decir que habéis acabado el libro". Me haré con mi copia en español, y sin trampa, lo leeré entero.
EliminarNo me olvido de tu trébol. El problema es que aquí hay mucho paisaje verde pero nada de tréboles. No te preocupes, seguiré buscando y lo encontraré. Por cierto, el trébol de tres hojas lo usó San Patricio para explicar eso de la Santísima Trinidad. El que encuentra un trébol de hojas tiene suerte porque se dice que esa hoja representa la Gracia de Dios.
Un abrazo.
Animo Jose, te mando recuerdos de Mvalle y mio, aqui también hace un frio de muerte.
ResponderEliminarBesitos seguimos tu blog
Muchas gracias, Manolo. Precisamente, para sacar fuerzas de flaqueza, ideé este blog, aprovechando que Muñeco siempre me acompaña y que Arturo me pregunta siempre por él. Lo peor es la noche y a pesar de estar algo cansado, no consigo conciliar el sueño.
EliminarPor lo demás, estoy muy bien. Muchos abrazos para vosotros también.
Que cachondo el irlandés que os mandó pal otro lao eh? Después dirán de nosotros los españoles... y lo de los dos antipáticos no lo has contado ¿no? Eso es normal, gente saboría las hay en todas partes jeje.
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