Hoy ha sido uno de esos días de los de no salir de casa. Si estuviésemos en España, uno de esos días de estufa, pero como aquí hay calefacción central, pues nada se puede disfrutar literalmente de toda la casa.
Es curioso porque aquí han aprovechado la calefacción hasta para hacer un secatoallas. Esto es aprovechar los recursos y lo demás es tontería.
Muñeco hubiese preferido quedarse aquí, tranquilo en casa. Nada más lejos de la realidad, me acompaña allá donde vaya.
Las clases siguen su curso habitual, sólo una novedad. Como en la clase avanzada sólo somos dos alumnos y nuestra compañera finaliza este viernes, nos cambian de clase. Pero no de habitación, que ya lo han hecho cuatro veces. Nos cambian de nivel, porque la escuela no puede permitirse una clase con un solo alumno, así que desde este lunes, si no encuentran lugar para nosotros, bajamos un nivel. ¡Es que no nos quieren en ningún lado! ¡Con lo apañaos que somos!
Tras el almuerzo, y esta vez con más éxito, volvimos a hacer nuestro mini trabajo de soporte técnico, y esta vez, Seb Brandenberg pudo realizar su entrevista con Canadá. Más de media hora que se pegó con la entrevista por Skype. Esperamos que tenga suerte y es que el mundo de la música es un mundillo bastante complicado hoy en día. Las cosas para llegar al estrellato se hacen poco a poco, como los guisos de nuestras abuelas.
Entrevista finalizada, visita fugaz al Trinity College, y vuelta a casa. Pasamos toooda la tarde leyendo.
Lo mejor no fue la cena (arroz con pollo y salsa tailandesa, pero distinta a la primera y helado con salsa de chocolate... CHOCOLATE), sino los veinte minutos que estuve hablando con Arturo.
Quería que le pusiera los vídeos mediante webcam, intentaba darme de comer a través del ordenador, estuvimos practicando su inglés... Realmente encantador. Lo malo vendría después, pero eso forma parte de la entrada próxima, que versará sobre "El enfado de Arturo".
Con esto y un bizcocho de zanahoria que nos hemos zampado hoy, nos despedimos, no sin antes mandar un cariñosísimo saludo a mi madre, que también ha aprendido a usar el Skype para hablar conmigo.
Un abrazo.
Muñeco y yo.
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