Y por eso, señoras y señores, he llamado a este día el día blanco. No hice nada salvo disfrutar de un desayuno irlandés que me dejó sin ganas de tomar nada hasta la cena, descansar y prepararme para la entrevista de mañana. Muñeco también descansó, presidiendo la estantería desde donde todo lo observa. Afortunadamente, la fiebre remitió.
Un abrazo.
Muñeco y yo.
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