Día 31. Los cuatro sentidos.

Día 31. 1ª parte.

Hoy es una entrada atípica. Nuestro día comenzaba de una buenísima manera. Hemos ido a la entrevista. Y parece que encajamos. Quieren que organicemos el laboratorio, documentación, muestras... Vamos, que allí serviremos de mucho que para eso estamos aquí.

Camino hacia el trabajo, y antes de salir de casa, ¿adivináis qué? Sí, comenzó a llover. Y a mí no se me ocurrió otra cosa que intentar dar una buena impresión y decidí ir con unos chinos marrones. Entre que nos bajamos de  un autobús, viene el otro y demás, los pantalones estaban húmedos. Lo peor es el aspecto que presentaban, ya que parecía que un coche nos había salpicado o algo. No me acostumbraré a esta lluvia, que parece fina y menuda pero que cala, vaya que si cala.

Afortunadamente, en el trayecto del autobús, hicimos uso de nuestro ingenio para secar los pantalones. No, no penséis mal, no nos los quitamos y lo sacamos por la ventana. 

Al llegar a Artane, (Viva Artane) y el lugar de la entrevista no nos perdimos. Bueno, no llegamos a perdernos porque preguntamos, pero vamos aprendiendo. El doctor que nos atendió resultó ser muy cordial y abierto a nuestras prácticas. Firmé un acuerdo interno, cláusula de confidencialidad incluída y donde nos obligaban a que si descubríamos algo, tenía que dar parte de ello. Evidentemente, se trata de un lugar de investigación y nosotros lo más que descubriremos será un reactivo caducado o una mancha en la pared. No creo que estén interesados en este tipo de... avances científicos. En definitiva, cuando el jefe firme el acuerdo interno, y si no hay otro tipo de problemas, allá que me voy. Yuju!!!!

Volvimos al centro. Llovía. Hicimos un par de recados. Seguía lloviendo. Durante el trayecto tuvimos una inspección por parte de los revisores del autobús. Todos, absolutamente todos los pasajeros tuvimos que mostrar nuestros respectivos billetes. Los bonobuses los comprobaban con una máquina. En un par de paradas (diez minutos a lo sumo) habían revisado a todo el personal allí presente. Se bajaron y volvieron a subirse en otro autobús. Cuando llegamos a Raheny... paró de llover.

Allí estuvimos, en casa y tras una ducha calentita (la segunda del día, esta vez para entrar en calor) pasamos sin salir el resto de la tarde. Hasta que la tarde se transformó en noche y ésta dio lugar a la madrugada... 

Aprovechamos para mandar un cordial saludo a todo el grupo de la Beca Hércules de Dublín, que se han acordado de la fecha que era y me han felicitado. ¡Gracias, chicos!

Un abrazo.

Muñeco y yo.

2ª parte.

De cómo usé cuatro de mis cinco sentidos ayer.

El gusto. Quería comprar un pastel para tomarlo con mi host-family. La humedad afectó a mi memoria, y como sólo pensaba en llegar a casa para poder deshacerme de mi húmeda ropa, lo olvidé por completo. Mi host-family me obsequió con un sabroso pastel de zanahoria. Ración doble, por ser el día del padre en España. Además, estuvieron muy atentos, al igual que lo estuvieron con mi host-sister en el día de la madre de Irlanda.

Vista y oído. Menuda foto me envió Davinia anoche. A las doce en punto, me llega un email. Un fotomontaje de Arturo y mío, con fotos nuestras juntos. Desde la primera, pasando por las visitas a los caballos o los patos, durmiendo juntos, hasta la última foto, conversando por Skype. No pude contener la emoción, y unas lágrimas de alegría recorrieron mis mejillas. 

Antes de salir hacia la entrevista, me llega un mensaje suyo. Con un archivo de audio incluído. Era Arturo, felicitándome el día. Su voz alegró mi día y mi alma. Otra vez a llorar.

Aquí un pequeño videomontaje de la foto y el mensaje. Mi mujer y mi niño valen millones!

Esta no es la única alegría para la vista. Me permito reproducir una poesía que ha escrito nuestra prima Yoli para esta ocasión.

Desde un lejano lugar,

Con palabra de poeta

Compartes cada dia

Tu historia, tu anécdota.

A pesar de no ser fácil

Dejarlo todo y marchar

Demuestras como el que más, que vale la pena luchar

Padre coraje, de genio y gran porte

Desde niño campeón, de nombre llamado Jose

Todo un ejemplo a seguir, más que mi primo, mi hermano,

Hoy te tengo que decir,

que es de héroes sonreír

con el corazón llorando,

mirar al frente y seguir

hasta cumplir tu objetivo luchando.

Estas letras  son escritas por motivo de tu santo,

Desde Écija, tu pueblo, mi felicitación te mando.

Venga lágrimas de alegría..

Aunque no todos serían sonrisas. Arturo vino de la guardería con su regalo para mí. Estaba enfadado porque deseaba que me pusiese la corbata que había confeccionado para la Semana Santa (suponemos que se lo dirían en la guardería). Y así demostró su desacuerdo por nuestra ausencia mientras me enseñaba el regalo.

Esta foto realmente me partió el alma. Aquí sí que lloré, pero de tristeza, de impotencia. A veces me pregunto si algún día entenderá por qué hice esto. Afortunadamente, cuando hablé con él, y al ver la bolsa de piruletas que le había comprado, su cara se iluminó. Esto, añadido a que su madre lo llevó toda la tarde fuera de casa, hizo que olvidara su disgusto.

El tacto. Aún espero con ansias el momento en que pueda volver a abrazar a mi familia. Un abrazo por cada día que he estado lejos. Por cada fecha señalada que hemos pasado separados. Por cada momento que nos hemos necesitado y nuestro único consuelo era nuestra voz o nuestra imagen a través del ordenador. Creo que pasaremos mucho tiempo abrazándonos :D

El día de mi Santo/del padre de ayer fue... distinto. Me faltó mi hijo, sobre todas las cosas, aunque nunca olvidaré los detalles que estuvieron presentes este día. El calor y cariño recibidos. 

Aprovechamos para mandar un saludo especial a todos los José, Josefa, María José, Josefina y cómo no a los padres, en particular, al mejor padre del mundo: el mío.

Un abrazo a todos.

Muñeco y el orgulloso papá de Arturo.