martes, 26 de marzo de 2013

Día 35. Dundrum Shopping Centre.

Parece que le hemos cogido gustillo a esto de visitar tiendas. Nada más lejos de la realidad. Es que el tiempo no acompaña a hacer otra cosa. Afortunadamente, había cesado de llover. Pero el aire era frío, mucho.

Así que junto con Jon, Aida y María, cada uno por separado, nos aventuramos a visitar este centro comercial.

Una cosa hemos aprendido. Las distancias en mapa engañan. Las rutas que muestran a través de Dublin Bus son el triple de largas de lo que parece. Y es que, entre que tuvimos que coger dos autobuses y que el segundo tardó casi una hora en llegar a nuestro destino, el camino se hizo eterno.
Muñeco frente a un parque en Malahide Road. ¿Qué? En algo teníamos que entretenernos, ¿no?

Para colmo, el primer autobús en el que apenas estuvimos diez minutos, estaba bastante bien equipado, los asientos limpios y nuevecitos e incluso había WiFi en el mismo. El segundo, era un autobús regular, de los que abundan por aquí. Limpio, sí. Sin WiFi, también. Una hora, UNA HORA viendo casas y casas y casas. Menos mal que llevábamos el móvil cargado y de vez en cuando veíamos alguna que otra cosa curiosa, como una tienda con unos Toblerones gigantescos.

Íbamos a Dundrum. Un pueblo del sur de Dublín. Bueno, para qué engañarnos Íbamos a Dundrum Shopping Centre. Un centro comercial de CUATRO plantas. Sí, habéis leído bien y no me he equivocado. Cuatro plantas. Amén del patio delantero con minifuente incluída, rodeada de edificios comerciales.


Este es el patio de dicho centro comercial, delante de la fuente. Sí, está a la intemperie, pero no resta encanto.

Primer plano de Muñeco frente a la fuente.

Vamos, el sueño de cualquier adicto a las compras.

¿Adivináis qué había en su mayoría? Sí, tiendas de ropa. Y un supermercado en la tercera planta. Y cafeterías entre las plantas. Un pequeño cohete, publicidad de AXE (aquí se llama LYNX)

Vamos, Muñeco, al espacio sideral

Una tienda de ropa que emulaba una playa, pero de noche. Una decoración un poco extravagante que incluía sofás en la propia tienda y donde una mujer se quedó dormida... hasta que Jon la despertó con palmadas justo cuando nosotros pasábamos a su lado (y tuve que contener la risa)

Finalizamos la tarde como siempre, tomando un café (o chocolate). El camino de vuelta fue realmente eterno, porque si ya de por sí la distancia es larga, estuvimos parados a causa de un accidente. Y eso que los coches adelantaban al autobús y proseguían su camino, pero se ve que el chófer no se atrevía.


Llegamos a casa más tarde de lo habitual y con visita incluída. Estaban la hermana y los cuñados de nuestra host-mother quienes nos preguntaron por nuestras compras...

Una velada fantástica con buena compañía.

Y mañana: Más museos.
Un abrazo a todos.
Muñeco y yo.

1 comentario:

  1. Jooo que guay!!! Habia ropa chula???? Jijijiji. Un besazo cuñao, cuidate!

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Tú también eres parte de nuestra aventura. Gracias por tu comentario.